La inundación más fuerte de la última década ocurrió en La Madrid, en 2017. Sorprendentemente no ocurrió durante el verano, sino a comienzos del otoño. El 2 de abril, los desbordes del río Marapa y del arroyo El Chileno taparon por completo al pueblo: 5.800 vecinos debieron se evacuaron durante la madrugada a la vera de la ruta 157. Vialidad provincial debió romper la vía en dos puntos para que el agua acumulada, que alcanzó dos metros en algunas cuadras, pudiera escurrir.
Los vecinos del pueblo ya habían padecido el poder devastador de las crecidas al menos cinco veces desde 1980. “No lloramos, porque es la cuarta vez que nos toca perder todo”, había dicho Gladys Brito a LA GACETA con la impotencia apretando por dentro. La mujer acababa de subirse al bote de un rescatista voluntario desde el segundo piso de su casa.
Miles de tucumanos del sur de la ciudad acudieron a las zonas afectadas con botes, ropa y mercadería para ayudar a los damnificados. Desde Monteagudo, Río Colorado, Ancasti, La Cocha, Yucumanita, Medinas y Alto Verde, entre otras localidades, fueron los tucumanos para ayudar a sus vecinos inundados. “Cuando nos inundamos nosotros en Montegudo, de aquí vinieron muchos a ayudarnos. Ahora nos toca devolver esa mano”, había respondido a la consulta de este diario Alberto Gramajo el día de la inundación. Como la tragedia ocurrió en abril, el frío fue un problema durante las noches.
Los damnificados de las zonas rurales cercanas se habían encontrado entonces con otros refugiados de catástrofes anteriores. Tres familias afectadas por las crecidas de Sud de Lazarte en 2016 seguían viviendo en el Centro Integrador Comunitario (CIC) de Niogasta en 2017, y compartieron el cautiverio con los afectados de La Madrid. “Estamos viviendo acá desde el 6 de enero de 2016, cuando fue la última inundación de mi pueblo, de mi Sud de Lazarte”, había soltado con desesperanza Sandra Coronel. Las escenas de zozobra y desazón se habían repetido por miles en el sur tucumano.
Según el informe entregado por el Poder Ejecutivo al Ministerio del Interior de la Nación, fueron 12.000 los damnificados directos. Reconstruir las localidades afectadas requería entonces unos $ 835 millones. Hubo 1.200 evacuados en centros escolares, 800 a la vera de las rutas y 4.000 autoevacuados en casas de familiares. Más de 1.500 kilómetros de caminos vecinales fueron dañados. Unos 120 metros de badenes quedaron inutilizables. Unos 130 kilómetros de rutas de la red terciaria quedaron inutilizadas y requerían ser enripiadas de urgencia. Se necesitaban 300.000 metros cúbicos de encauces sobre zonas de puentes destruidos.
Dos años después de la inundación que afectó el poblado por completo, la Comisión Especial de Emergencia Hídrica le entregó al delegado electo de la comuna, Sergio Coronel, el Plan Hídrico Estratégico para Tucumán, que prioriza el reencauce del río San Francisco -que fue desviado sin autorización hacia el río Marapa- con el fin de terminar con las trágicas inundaciones que han azotado La Madrid desde hace décadas. Si se llevara a cabo, la obra costaría al menos U$S 12,5 millones.
Eduardo Martel, coordinador técnico de la comisión, había explicado que la principal causa de inundación en la provincia consiste en la combinación de las modificaciones artificiales de los cursos de la cuenca baja con una eventual intensidad extraordinaria de las lluvias. El origen de la erosión del suelo varía con el terreno. El desmonte indiscriminado en la montaña, los cultivos excesivos en el pedemonte y la falta de drenaje en la llanura contribuyen en cada región.